Así fue campeón Barcelona: cómo recuperó su identidad para ser el de siempre
El equipo culé se llevó La Liga, tras imponerse en un mano a mano con Real Madrid. Jugó al fútbol de una manera sensacional y recordó a aquellos tiempos de Guardiola y Messi. Además, consiguió la Copa del Rey y la Supercopa de España y selló una campaña de ensueño, al borde de una nueva final de Champions.

El jolgorio abunda en Cataluña. Barcelona se proclamó campeón por vez número 28 de la Primera División, pero no de cualquier manera. La esencia del club nace en las formas en las que se juega al fútbol y va más allá de los galardones conseguidos. De la mano de Hansi Flick, el conjunto culé parece por fin haber abrazado nuevamente aquella filosofía ofensiva, que no se veía desde los mejores momentos con Lionel Messi en la prima década de los 2000.
Mirá también
Toni Kroos, multicampeón con Real Madrid, habló maravillas de Barcelona tras el Clásico: "Juegan sin miedo a perder"
Antes de la final de la Copa de Europa de 1992 en la que el Barça se enfrentó a la Sampdoria, el técnico azulgrana Johan Cruyff arengó a sus jugadores de una manera sencilla: “Salid y disfrutad”. Tres palabras que no sólo funcionaron como combustible para la victoria, sino que también se convirtieron en un lema que marcó a la institución. Una guía espiritual que, en estos últimos tiempos, parecía haberse perdido.
La pasada temporada, bajo el mando de Xavi Hernández, fue caótica. Derrotas, goleadas sufridas, un nulo entendimiento colectivo y un total de cero títulos encendieron las alarmas en el mundo blaugrana, que llevaron a la dirigencia a tomar otro rumbo.
Con el manual de la escuela alemana bajo el brazo, Flick colmó al Barcelona de su propio ADN: estilo y cantera. Un juego que obra como imán y atrae la mirada de los espectadores, a través de pases, presiones, líneas defensivas en mitad del campo y talento, mucho talento.
También una confianza extrema en aquellos pupilos que crecen bajo una doctrina en categorías juveniles, para que después se destaquen por lo más alto. "Doy gracias a La Masía, porque la forma en la que desarrollan a los jugadores es increíble", comentó el teutón en una entrevista con Barça One.
Así juega el Barcelona de Hansi Flick

El atractivo de los culés esta temporada se comenzó a dilucidar desde temprano. El 7-0 al Real Valladolid, por la cuarta fecha del torneo nacional, o aquella seguidilla de siete partidos en octubre en la que les convirtió un mínimo de tres goles a todos los rivales –entre ellos, Bayern Múnich y Real Madrid en el Santiago Bernabéu–, fueron los primeros pincelazos al magnífico lienzo que pintaron esta campaña.
Tras un cierre de 2024 complicado en el que perdió más partidos de los que ganó, los Blaugranas observaron el nuevo calendario, colocaron la espalda recta a la silla y comenzaron a escribir un capítulo de gloria a más no poder. De los 34 partidos en 2025, ganaron 27, empataron 5 y perdieron sólo 2. Le ganaron a la Casa Blanca en dos finales y realizaron 97 goles (2,85 tantos por encuentro).
Más allá de quien mueva la batuta, los instrumentos en la orquesta de Flick los tocan los futbolistas. El talento es un distintivo que destaca en todas las líneas. Pau Cubarsí e Íñigo Martínez en los bajos; Pedri, Frenkie de Jong y Dani Olmo en las cuerdas; Lamine Yamal, Robert Lewandowski y Raphinha en los vientos. Cuando tantos dotes se reúnen y musicalizan la obra sobre el césped, la audiencia queda deslumbrada y no hace otra cosa que pararse y aplaudir.
Otra característica de este Barcelona es que siempre se repone ante la adversidad. Ha dado vuelta resultados en momentos difíciles. En la final de Copa iba perdiendo 2-1 faltando diez minutos y terminó con triunfo. En la serie de semifinales de la Champions ante Inter empezó 2-0 por debajo en ambos partidos y aun así empujó e incluso estuvo, por momentos, por encima en el marcador (en la vuelta, aunque haya perdido la serie). Cuando el momento sugiere agachar la cabeza, este Barça la levanta.
El gol de Koundé que significó la remontada en la Copa del Rey

El equipo culé no se colgó las medallas de La Liga, la Copa del Rey y la Supercopa de España por casualidad. No fue por empuje, no fue por suerte. Fue el mejor con claridad en todas las competiciones que jugó y cada partido le brindaba al público 90 minutos en los que el teléfono no distrajo, las tareas se pospusieron y las urgencias se relajaron. Porque no hay nada más llamativo y atrapante para el fanático que un equipo que juegue bien al fútbol.
Este Barcelona también corre con un principio de unión, de conexión. De una Sagrada Familia. El clima entre los jugadores, cuerpo técnico y directiva no puede ser mejor. Dominan tanto en relaciones humanas como deportivas, tal como lo hizo alguna vez esta misma entidad entre 2008 y 2015.
Por eso, es normal trazar paralelismos entre ambos grupos. El presidente era el mismo, Joan Laporta. Y luego, vemos a un Pep Guardiola en Hansi Flick; a un Gerard Piqué en Pau Cubarsí; a un Andrés Iniesta en Pedri Gonzalez. Y a un Lionel Messi en Lamine Yamal.
No te pierdas nada